martes, noviembre 15, 2016

Crisis de representación

(EchoChamber, NYTimes)

La historia es una pesadilla de la que estoy intentando despertar,
James Joyce

Hay veces este año que me he levantado como si estuviese en un universo paralelo, en el que el tercer milenio se ha vuelto kafkiano. Ha ocurrido con el Brexit, y ahora con la elección de Trump (por no hablar de la fase de transición en la que me encuentro en mi vida personal). Y me vienen preguntas “¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cómo se puede entender esto? ¿Y cómo navegarlo?”, no porque tenga la esperanza de poder contestarlas, sino por una necesidad profunda de enderezar el rumbo en este nuevo mundo inesperado y preocupante en el que despierto.

Me ayudan la práctica meditativa, el bagaje budista y toda esta trayectoria personal humanista, que ya me han adelantado algo sobre la impermanencia y la fragilidad de lo aparentemente sólido y duradero. Pero sólo me ayudan hasta cierto punto, quizás porque me apuntalan en cuanto a mi interioridad pero no me aclaran nada con respecto a los caminos colectivos que recorro, con mis familiares y amigos, y en último caso con todos los seres, humanos o no.

Me encuentro cuestionándolo casi todo. Tengo una idea de base de que todos, en mayor o menor grado, más o menos conscientemente, estamos aportando algo a la obra colectiva de la humanidad, seamos profesores, parados, políticos, obreros, empresarios, campesinos, jóvenes o viejos – todos contribuimos a edificar sobre lo ya edificado en el mundo exterior y en la conciencia colectiva. Entiendo que de generación en generación, e instante tras instante, todos estamos transmitiendo luces y sombras, y que según como sea la relación proporcional entre estas y aquellas, el sufrimiento general aumenta o disminuye.

Como individuo ante la realidad ingente y compleja, y habiendo sido profesor durante toda mi vida adulta y meditador desde hace dos décadas, creo que mi grano de arena consiste en apoyar el proceso educativo de las personas, aspirando a ayudarles a que se realicen como seres humanos, para que así también contribuyan a que el mundo sea un lugar mejor. No me siento solo – tengo la impresión de que formo parte de redes y círculos concéntricos de personas que se sienten movidos por aspiraciones muy parecidas y de ahí saco fuerzas en los momentos de duda o confusión. Ahora bien, de aquí a cierto tiempo, tengo la sensación de que mi paradigma (o el nuestro, si me remito a esos círculos y redes que he mencionado) se tambalea. Sigo confiando en la importancia de aportar algo al mundo pero empiezo a dudar, no tanto de la eficacia de los colectivos en los que participo sino de la representación que nos hacemos del mundo, en base a la cual actuamos.

Hay voces y visiones que iluminan mi confusión: por hablar sólo de las más recientes, la de Owen Jones con su desconstrucción de los poderes fácticos en el Reino Unido (aunque podría ser España o Estados Unidos – no dudo de que los mecanismos sean universales, como sacados de un manual de gobernación desdoblada); la de Yuval Noah Harari con sus advertencias sobre la dificultad que tienen tanto la clase política como el electorado para entender y gestionar los cambios tecnológicos vertiginosos que nos vienen encima y; la de Adam Curtis que en sus últimos documentales Bitter Lake e HyperNormalisation reelabora el concepto marxista de conciencia falsa, describiendo las narrativas simplificadas que maneja cada comunidad en su burbuja informativa, queriendo dar significado a la realidad aunque en realidad sólo acaben dando palos de ciego.

Así que por crisis de representación no me refiero solamente (aunque también) a la mala manera en la que nos representan las clases políticas, títeres de los poderes fácticos a escala planetaria y promotores de una cosmovisión que maquilla la realidad en vez de desvelarla y que los demás asumimos como real. En realidad lo que me interesa más, como educador atento, es como todos - ricos y pobres, el 1% y el 99%, los del sur y los del norte - nos hacemos (cómplices de) una idea equivocada de cómo es la realidad, de lo que es realmente importante, y como esa apreciación equivocada genera colectivamente más sufrimiento, incluso para los que más tienen (aunque estos vivan una ignorancia aparentemente más privilegiada y protegida que los demás).

Entonces si me pongo a analizar hacia donde nos dirigimos y por qué, me vienen a la mente varios factores. El primero es que, ante los cambios infraestructurales de globalización y tecnologización aceleradas, hay una tendencia importante en sectores muy extendidos de la población hacia el centro de gravedad más bajo, hacia una especia de inercia sociopolítica conservadora, que promete seguridad y una vuelta a lo viejo conocido como respuesta al miedo que provoca lo nuevo desconocido.

También, podemos ver como la insatisfacción es el motor de la economía global - si todas las personas con las necesidades básicas cubiertas nos diésemos por satisfechas con lo que tenemos a nivel material, la economía mundial tal y como está planteada se atascaría en muy poco tiempo. Jugando con la insatisfacción inherente en la conciencia colectiva y el miedo atávico ante lo desconocido, las fuerzas que han salido victoriosas en el Brexit y en la elección de Trump han maniobrado para ir más allá de la inercia conservadora, que al fin y al cabo es parte consustancial del establishment, para llegar a una posición más patológica en la que se despiertan los fantasmas del fascismo, del racismo y de la opresión de minorías (y no tan minorías, en caso de las mujeres).

Un último factor sería que, desde los mismos poderes fácticos, ya hace tiempo que el sueño de la Ilustración se ha olvidado y se ha abandonado la pretensión de educar de verdad a las personas, sustituyendo la educación de ciudadanos autónomos por la formación de consumidores heterónomos, o sea lo que equivale a promover cierta inconciencia generalizada. Sin embargo, se ve como esa tendencia a sí dar una educación, pero no demasiado, ha dado resultados perversos con la elección por parte de la población de opciones atávicas y regresivas que ponen en peligro incluso los insuficientes avances del siglo XX.

Hasta aquí llego en cuanto a análisis de donde estamos, hacia donde no dirigimos y por qué. Queda por ofrecer alguna pista sobre cómo responder ante este estado de las cosas. Como educador y meditador me siento en la necesidad de intentar ayudar a las personas a ver con claridad (vipassana) tanto su propia interioridad y el mundo exterior en el que se mueven como los hilos invisibles que unen exterior e interior en nuestra conciencia y valores colectivos. A mi modo de ver, lo que necesitamos hacer se puede resumir en tres pasos. El primero consiste en que tomemos conciencia del nivel micro en nuestro mundo interior y de cómo nuestros deseos y miedos sirven para que nos enganchemos a una manera de ser en el mundo que sólo nos regenera constantemente más sufrimiento.

El segundo paso tiene que ver con aprender a ver como en el nivel meso (entre micro y macro) del mundo exterior inmediato, lo que nos viene reflejado en nuestras pantallas no es más que el espejismo de las burbujas mediatizadas que mantienen comunidades y cosmovisiones incomunicadas entre sí, contribuyendo a impedir esa clara visión del estado de las cosas y mantener en pie una superestructura en muchos sentidos patológica.

El último paso, que depende de los dos anteriores, consiste en vislumbrar como, en el nivel macro, los mecanismos complejos que rigen nuestra vida en el mundo a principios del tercer milenio pueden descarrilarse y derivar en todavía más ignorancia, inconciencia y sufrimiento de lo que ya experimentamos. Como corolario añadiría que no se trata de llegar al extremo de las teorías de la conspiración, ya que entiendo que estas resultan ser una manera más de impedir que las personas nos demos cuenta de la verdadera naturaleza de la realidad en la que vivimos.

Para finalizar, supongo que al fin y al cabo lo que anhelo y lo que reclamo como proyecto bottom-up (desde abajo hacia arriba, ya que desde arriba para abajo se ve que la res publica no da más de sí) es una especie de Neo-Ilustración. Es de esperar que con este renacimiento de la conciencia podríamos entendernos y entender el mundo de una manera que permitiese que, en vez de aumentarse inexorablemente el sufrimiento, cada vez más personas, comunidades y colectivos pudiesen florecer y prosperar en lo que es realmente importante en esta vida. Aunque todo esto suene a utopía, digo yo que primero necesitamos soñar con que otro mundo sea posible, si queremos encaminarnos hacia su realización.

lunes, julio 18, 2016

Completar la relación

María y yo llevamos 12 años de pareja y en este momento estamos en proceso de cerrar etapa, transformar el vínculo y completar nuestra relación de pareja. Ya se sabe que la separación de dos seres queridos siempre supone dolor, entabla un duelo. No hay muchas hojas de ruta para una separación consciente (me vienen a la mente dos libros, Conscious Uncoupling de Katherine Woodward Thomas y El Duelo Terapéutico de José Zurita y Macarena Chías). Nosotros lo estamos transitando lo mejor que podemos, en un proceso que ya lleva su tiempo, intentando no añadir sufrimiento innecesario al dolor inevitable.

Y no sólo no queremos no hacerlo mal sino que aspiramos a hacerlo bien - articulando, hilando, narrando la experiencia de una manera que nos haga el bien y que nos empodera a los dos. Así entendemos que no se está rompiendo la relación sino que se está transformando el vínculo, que la fase de pareja se está completando para dar lugar a otra fase, nuevas posibilidades y un nuevo comienzo para los dos… Hemos reído, llorado, errado, acertado; hemos viajado, apostado, co-creado, gozado - pero mucho nos hemos reído. Soy un afortunado por haber compartido este camino, estos años contigo: confío en que sigamos pasando muchísimos buenos ratos juntos en el futuro, Mary:)

martes, diciembre 29, 2015

¿Una nación mindful?


Las personas que llevamos tiempo practicando y trabajando en el campo del Mindfulness sabemos que no es una panacea. Sin embargo sí que puede ofrecer una salida ante el sufrimiento y un catalizador del bienestar. Así que resulta especialmente esperanzador que el Mindfulness vaya abriendo puertas en las “sedes del poder”, como demuestra este vídeo sobre la iniciativa del grupo de trabajo parlamentario de Mindfulness en el Reino Unido. Unos 115 miembros del parlamento británico y otros tantos administrativos y trabajadores han participado en cursos de Mindfulness en los últimos 12 meses y ahora se ha publicado un informe sobre las posibilidades de extender de manera top-down (desde arriba hacia abajo) los beneficios de estas prácticas a otros muchos sectores de la sociedad. Las personas que estamos trabajando para introducir el Mindfulness en las aulas bottom-up (desde abajo hacia arriba) no podemos menos que aplaudir semejante iniciativa. ¿Cuánto tardaremos a ver iniciativas parecidas en España? ¿Sería bueno que la clase política y la ciudadanía en España fuésemos más mindful de nuestra propia interioridad y de nuestras dinámicas intersubjetivas a la vez que exploramos como co-construir un mundo mejor?

jueves, diciembre 17, 2015

Reflexiones de un ciudadano testigo


Ayer me comentaron desde un medio de comunicación gallego la posibilidad de participar en un reportaje que recoge el punto de vista de personas de otros países residiendo actualmente en Galicia en cuanto a la “situación actual.” Entendiendo la petición como una invitación a reflexionar sobre el actual momento socio-político, he elaborado el siguiente escrito.

Se puede decir que las clases políticas en las sociedades occidentales contemporáneas sirven grosso modo para gestionar el statu quo. No es que el statu quo sea del todo malo pero sí tiene elementos preocupantes:
  • Si a mediados del siglo pasado en Occidente surgió un modelo basado en elevar el estándar de vida de todas y todos, buscar el pleno empleo y dar cobertura a todas las personas desamparadas, en las últimas décadas – desde la época de las almas gemelas ideológicas Thatcher y Reagan - ha surgido un modelo global de carencia, que hace que la mayor parte de las personas está tan ocupada en la supervivencia del día a día que no queda energía para protestar o impulsar el cambio;
  • Hay un elemento de infantilización de una población anestesiada por los medios de comunicación y por la industria del entretenimiento y reducida a una función de consumidores pasivos en lugar de ciudadanos participativos;
  • Hay una confusión generalizada entre medios y fines – se piensa que la acumulación de riqueza es el fin cuando realmente es sólo un medio y el fin auténtico es el bienestar o la felicidad;
  • Por lo dicho, hay algo hueco en el statu quo hoy día, en el sentido que ya no inspira confianza entre la población. Frente a esa desilusión generalizada, la clase política no encuentra otra razón de ser o defensa que no sea apelando al miedo ante el cambio.
Yo abogaría por un cambio pero no cualquier cambio – un cambio que implique más participación de una ciudadanía más consciente, más despierta. Esto implicaría no dejarnos manipular tanto por nuestras apetencias y miedos y recuperar la ilusión por co-crear una sociedad mejor en vez de conformarnos abdicando toda la responsabilidad en una clase política de supuestos expertos.

Podemos identificar tres tipos de cambio político posibles – la involución, el cambio lampedusiano o una evolución. Ahora mismo no parece que haya peligro de una involución brutal en España (aunque en Francia o en Estados Unidos sí existe ese peligro, véanse los avances del Front National y las propuestas de Donald Trump, respectivamente). Sin embargo, sí me parece que el cambio que se nos vende en las elecciones puede resultar lampedusiano – que todo cambia para que todo quede igual, una mera reordenación del mismo mobiliario.

Sin embargo también puede que se abra la puerta a maneras alternativas de hacer política y de que se produzca una verdadera evolución sociohistórica. Este cambio integrador construiría sobre lo que ya se tiene de positivo en nuestra sociedad pero identificaría lo que ya no funciona y lo reemplazaría con formas de hacer más solidarias, más humanistas y más transparentes. A mi entender tal evolución sociopolítica se basaría en movimientos simultáneos abajo-arriba y arriba-abajo: desde abajo una ciudadanía más concienciada, más involucrada y desde arriba una apertura que anima e integra esa participación, y no de una manera puramente simbólica o cosmética.

Una manera de entender (hay muchas) esta nueva conciencia política sería en términos parecidos a los planteados desde la Psicología Positiva, aunque vistos desde un enfoque colectivo además de individual: placer, práctica y propósito. Si ahora mismo el mundo se rige por una idea equívoca de que el bienestar sólo se alcanza persiguiendo la adquisición material (placer) y rehuyendo/defendiéndose contra enemigos exteriores (miedo), este nuevo giro incorporaría elementos adicionales, cómo prácticas profesionales y personales, cuyo ejercicio se entiende que ensalza a la persona y a la comunidad, aunque no proporcione placeres inmediatos e incluso implique sacrificios (de tiempo, dinero, energía etc.)

Podemos unir este último con el tercer elemento de propósito, es decir la idea de que nuestro bienestar individual depende no sólo de las cosas que nos proporcionan placer (el mito consumista) y de nuestras prácticas y acciones en el mundo per se sino también del sentido de propósito, de que estamos actuando en pos de algo que va más allá de nuestra individualidad, algo así como el bien común o la res pública. Para dar unos ejemplos, una persona que limpia casas también está contribuyendo a embellecer el entorno; alguien que da clases de inglés también está ayudando a otras personas a realizar su potencial y a ensanchar sus horizontes existenciales; alguien que trabaja en un supermercado está contribuyendo a que los demás se nutran; quien trabaja en política está ofreciendo un servicio a favor del bien común.

Creo que hoy día se están dando las condiciones para que este tipo de evolución surja en nuestra sociedad, con modelos alternativos de participación promovidos especialmente desde las formaciones emergentes en la escena política. Seguramente queda mucho que trabajar y estos nuevos proyectos también tienen defectos y limitaciones, pero por lo menos ofrecen la posibilidad de renovar el modelo político cansino que tenemos. Lo que dudo mucho es que el tipo de evolución que he descrito pudiese darse en este momento mediante otro gobierno liderado por el Partido Popular. Y por eso albergo la esperanza de que la sabiduría del pueblo se refleje en unos resultados donde el PP no sea la lista más votada.

lunes, junio 29, 2015

Adiós a Mandala


Ha llegado el momento en el que digo adiós a Mandala, el proyecto que empezamos María y yo juntos hace 5 años. Mandala para mi ha significado una manera de realizar el camino de bodhisattva, buscando no hacer el mal, hacer el bien y trabajar para el bien de todos los seres. Eso no quiere decir que pienso que haya realizado ningún propósito, sólo que la intencionalidad detrás era esa.

También Mandala ha sido para mi como un laboratorio alquímico en el que he trabajado todos estos años con María, y con otras muchas personas, algunas estrechamente. Gracias a ese entorno he experimentado y atestiguado momentos transformadores y conmovedores – me siento afortunado y agradecido, sobre todo a María pero también a todas y cada una de las personas con las que he compartido ese tramo de camino mandálico. A los compañeros que siguen adelante con el proyecto, como no, les deseo suerte y, como dicen los franceses, bonne continuation.


El otro día alguien me dijo que era contradictorio afirmar que sentía amor por el proyecto de Mandala a la vez que mostrarme dispuesto a dejarlo. Sin embargo a mi este momento de soltar me está ofreciendo mucho aprendizaje, invitándome a encontrar el sitio desde el cual desacoplarme conscientemente, tal y como podríamos hacer todos al "completar" cualquier tipo de relación. En gasshô.

jueves, agosto 01, 2013

Mindfulness



Empezamos con lo que el mindfulness (atención plena) no es. No es:
  • la mente en blanco
  • una religión
  • una moda hippy
  • un aburrimiento
  • suprimir las emociones

Lo que sí es, es una manera de estar presente en el mundo en cuerpo, corazón y mente. Como dice Jon Kabat-Zinn, uno de los más conocidos exponentes de esta práctica en los últimos años, el mindfulness nos permite “atender a la experiencia presente con una actitud de apertura, aceptación y ausencia de juicio.”

En el mindfulness se distingue entre dos modalidades de la mente, la del hacer y la del ser. Las dos son igualmente útiles y necesarias, lo que pasa es que tendemos a depender demasiado de la modalidad del hacer y olvidarnos de la del ser. Esto puede tener consecuencias negativas, tanto a nivel del cuerpo como a nivel psicológico o afectivo y en el mindfulness se enfatiza mucho el entrenarnos a poder elegir la modalidad más adecuada en cada momento. A continuación voy a comentar algunos de los elementos principales que se contemplan en el mindfulness, en relación con estas modalidades y expresados en términos de opuestos.

Piloto automático  vs elección consciente
Gracias a la modalidad hacer, somos capaces de llevar a cabo muchas tareas diarias en piloto automático. También es verdad que a veces actuamos de manera inconsciente, sin tener presente cómo hemos llegado a un destino en coche, qué contenidos nos han atravesado la mente o por qué nos hemos comportado de una determinada manera. El mindfulness nos ofrece la posibilidad de volver a alinear nuestras intenciones y nuestras acciones, para elegir de manera consciente en determinados momentos y no dejarnos guiar siempre por el piloto automático y por patrones inconscientes.

Analizar vs sentir
La modalidad de hacer también está asociada con nuestra capacidad – como seres evolucionados – de analizar, recordar, planificar, comparar… El mindfulness no pretende eliminar esta capacidad sino complementarla con un renovado énfasis en nuestros sentidos, que nos permiten una conexión intuitiva con lo que ocurre instante tras instante en nuestro mundo interior y en el mundo a nuestro alrededor.  

Luchar vs aceptar
Con la modalidad de hacer nos hemos vuelto expertos en juzgar y comparar las situaciones y condiciones del exterior que necesitamos modificar, para transformarlas desde lo que hay en la actualidad hacia lo que nos gustaría que hubiese en un futuro. Sin embargo, cuando intentamos aplicar el mismo proceso a nuestra interioridad – p.e. “¿Por qué estoy triste? ¡tengo que estar feliz!”, acabamos a menudo añadiendo sufrimiento innecesario (en este caso mediante la auto-crítica)  a un dolor pasajero. Con el mindfulness se aprende a dar un paso atrás, entrando en la modalidad de ser, para observar lo que hay y lo que surge en cada momento con un espíritu de aceptación compasiva. Cuando no luchamos con lo que hay, se acaba creando un margen más amplio de maniobra ante los retos de la vida.

Ver los pensamientos como hechos vs tratarlos como eventos mentales
Cuando estamos en la modalidad de hacer, a menudo confundimos los pensamientos con la realidad. Cuando se trata de tomar alguna decisión en relación con el mundo exterior, esto es útil. Si vas a ir de vacaciones, tiene sentido pensar en la ruta y entender esta planificación como una realidad. Ahora bien, cuando se trata de un pensamiento acerca de un estado de ánimo, esta tendencia puede volverse problemática. Imagina que te equivocas de ruta cuando sales de vacaciones – puedes sentir un momento de irritación o de tristeza. Si acto seguido te dices a ti mismo “¡Qué desastre soy!”, puedes acabar añadiendo leña al fuego, alimentando el sufrimiento al interpretar un evento mental como si fuese un hecho objetivo, escrito en piedra. Al darnos cuenta de que no somos nuestros pensamientos, empezamos a ver el mundo - interior y exterior - con más claridad.

Evitación vs acercamiento
Con la modalidad del hacer tendemos a mantener en mente no sólo nuestros objetivos y metas sino también los resultados que queremos evitar. Cuando salgo de viaje pienso en llegar a cierto lugar y también en evitar llegar ahí de noche. Ahora, si aplicamos esta estrategia de evitación a nuestra interioridad, acabamos resistiéndonos a ciertos estados de ánimo “negativos” - sin embargo lo que se resiste, persiste: si siento miedo e intento taparlo o evitarlo, el miedo volverá cada vez más fuerza. La modalidad del ser del mindfulness nos invita a acercarnos con curiosidad y compasión hacia estos sentimientos "negativos", lo cual hace que poco a a poco pierden su poder sobre nosotros.

Viajar en el tiempo vs permanecer en el momento presente
Nuestra capacidad de recordar hechos del pasado y prever y planificar el futuro es un aspecto fundamental de nuestra humanidad. También se ve condicionada por nuestros estados de ánimo, de modo que si nos sentimos tristes, tenemos más tendencia a recordar momentos tristes y si tenemos miedo tendemos a anticipar sólo peligros o dificultades. Con la práctica del mindfulness entrenamos nuestra mente a observar, desde la modalidad del ser, el surgimiento de recuerdos y previsiones instante tras instante. Así esta práctica puede ayudar a liberarnos de la tendencia a perdernos viajando mentalmente por el tiempo y a situarnos en el despliegue del aquí y ahora.

Actividades agotadoras vs actividades energizantes
Cuando dedicamos demasiado tiempo y energía a la modalidad de hacer, podemos acabar atrapados en las exigencias del mundo exterior – el trabajo, los estudios, el cuidado de la casa y de la familia – en detrimento de nuestro mundo interior. La modalidad del ser del mindfulness nos permite re-equilibrar nuestras vidas, entendiendo qué actividades necesitamos llevar a cabo para cuidar de nosotros y recargar nuestras pilas y dándonos permiso a nosotros mismos para realizarlas.

Si tienes interés en conocer las herramientas que el mindfulness y la meditación ofrecen para realizar cambios saludables que permiten alcanzar este mayor equilibrio entre la modalidad del ser y la del hacer, hay muchos libros, por ejemplo, los del arriba mencionado Jon Kabat-Zinn  o del monje budista Thich Nhat Hanh. En este momento estoy leyendo uno muy recomendable (y al que me he referido para escribir esta entrada) de Danny Penman y Mark Williams – se llama "Mindfulness – Guía práctica paraencontrar la paz en un mundo frenético." Además de comentar los fundamentos teóricos del mindfulness que hemos desglosado arriba, propone un programa sencillo y accesible de ocho semanas para introducir esta práctica en tu día a día. ¿Te animas a probarlo?

domingo, junio 09, 2013

Mindfulness y Educación Secundaria



Como ya comenté en la entrada anterior, he estado preparando un proyecto de investigación para la tesis doctoral sobre mindfulness (atención plena) y educación secundaria, basado en el Programa TREVA que ya se está utilizando en institutos de Catalunya y del País Valencià. Ahora ya estoy listo para convocar a profesores de secundaria de Galicia que puedan estar interesad@s. La idea es hacer una primera reunión en dos semanas en la que las personas interesadas se conocerán, explicaré en más detalle el proyecto y haremos varias prácticas que ejemplifican el programa que se va a seguir.

Después a partir de septiembre con el grupo de profesores participantes haremos un encuentro cada cuatro semanas en el que programaremos y practicaremos las actividades que se llevarán a cabo en el aula con alumn@s  de secundaria a lo largo del mes siguiente. Las actividades de aula con l@s alumn@s consistirán básicamente en prácticas de alrededor de 5 minutos al comienzo de cada clase. Hay un total de 8 unidades didácticas en la adaptación del programa que seguiremos entre septiembre y diciembre.

Parto de la idea de que el mindfulness, tal y como se fomenta a través del Programa TREVA, mejora el rendimiento académico, el clima de aula y la inteligencia emocional y social. Para comprobarlo se harán pruebas al principio y al final del periodo tanto con grupos experimentales que siguen el programa como con grupos de control que no lo siguen. También se hará un estudio fenomenológico a través de entrevistas semi-estructuradas de la experiencia subjetiva percibida de algún@s de l@s participantes en el programa.

Para más información sobre el mi propuesta y el proyecto se puede consultar este documento o bien contactar directamente conmigo (stuartmcn@ymail.com). Me hace mucha ilusión lanzar esta propuesta y abrir así vías de comunicación y colaboración con personas que, como yo, creen en la importancia en la educación del trabajo no sólo con la inteligencia cognitiva sino con otros aspectos de nuestra interioridad como el mindfulness, las competencias emocionales y  la inteligencia social.



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