Empezamos
con lo que el mindfulness (atención
plena) no es. No es:
- la mente en blanco
- una religión
- una moda hippy
- un aburrimiento
- suprimir las emociones
Lo que
sí es, es una manera de estar presente en el mundo en cuerpo, corazón y mente.
Como dice Jon Kabat-Zinn, uno de los más conocidos exponentes de esta práctica
en los últimos años, el mindfulness
nos permite “atender a la experiencia presente con una actitud de apertura,
aceptación y ausencia de juicio.”
En el mindfulness se distingue entre dos modalidades
de la mente, la del hacer y la del ser. Las dos son igualmente útiles y
necesarias, lo que pasa es que tendemos a depender demasiado de la modalidad
del hacer y olvidarnos de la del ser. Esto puede tener consecuencias
negativas, tanto a nivel del cuerpo como a nivel psicológico o afectivo y en el
mindfulness se enfatiza mucho el entrenarnos
a poder elegir la modalidad más adecuada en cada momento. A
continuación voy a comentar algunos de los elementos principales que se
contemplan en el mindfulness, en relación con estas modalidades y expresados en términos de opuestos.
Piloto
automático vs elección consciente
Gracias
a la modalidad hacer, somos capaces de llevar a cabo muchas tareas diarias en
piloto automático. También es verdad que a veces actuamos de manera
inconsciente, sin tener presente cómo hemos llegado a un destino en coche, qué
contenidos nos han atravesado la mente o por qué nos hemos comportado de una
determinada manera. El mindfulness
nos ofrece la posibilidad de volver a alinear nuestras intenciones y nuestras
acciones, para elegir de manera consciente en determinados momentos y no dejarnos guiar siempre por el piloto automático y por patrones inconscientes.
Analizar vs sentir
La
modalidad de hacer también está asociada con nuestra capacidad – como seres
evolucionados – de analizar, recordar, planificar, comparar… El mindfulness no pretende eliminar esta
capacidad sino complementarla con un renovado énfasis en nuestros sentidos, que
nos permiten una conexión intuitiva con lo que ocurre instante tras instante en
nuestro mundo interior y en el mundo a nuestro alrededor.
Luchar vs aceptar
Con la
modalidad de hacer nos hemos vuelto expertos en juzgar y comparar las
situaciones y condiciones del exterior que necesitamos modificar, para
transformarlas desde lo que hay en la actualidad hacia lo que nos gustaría que
hubiese en un futuro. Sin embargo, cuando intentamos aplicar el mismo proceso a
nuestra interioridad – p.e. “¿Por qué estoy triste? ¡tengo que estar feliz!”,
acabamos a menudo añadiendo sufrimiento innecesario (en este caso mediante la
auto-crítica) a un dolor pasajero. Con
el mindfulness se aprende a dar un
paso atrás, entrando en la modalidad de ser, para observar lo que hay y lo que surge en cada momento con un
espíritu de aceptación compasiva. Cuando no luchamos
con lo que hay, se acaba creando un margen más amplio de maniobra ante los retos
de la vida.
Ver los
pensamientos como hechos vs tratarlos como eventos mentales
Cuando
estamos en la modalidad de hacer, a menudo confundimos los pensamientos con la
realidad. Cuando se trata de tomar alguna decisión en relación con el mundo
exterior, esto es útil. Si vas a ir de vacaciones, tiene sentido pensar en la
ruta y entender esta planificación como una realidad. Ahora bien, cuando se
trata de un pensamiento acerca de un estado de ánimo, esta tendencia puede
volverse problemática. Imagina que te equivocas de ruta cuando sales de
vacaciones – puedes sentir un momento de irritación o de tristeza. Si acto
seguido te dices a ti mismo “¡Qué desastre soy!”, puedes acabar añadiendo leña
al fuego, alimentando el sufrimiento al interpretar un evento mental como si fuese un
hecho objetivo, escrito en piedra. Al darnos cuenta de que no somos nuestros
pensamientos, empezamos a ver el mundo - interior y exterior - con más claridad.
Evitación vs
acercamiento
Con la
modalidad del hacer tendemos a mantener en mente no sólo nuestros objetivos y
metas sino también los resultados que queremos evitar. Cuando salgo de viaje
pienso en llegar a cierto lugar y también en evitar llegar ahí de noche. Ahora, si aplicamos esta estrategia de evitación a
nuestra interioridad, acabamos resistiéndonos a ciertos estados de ánimo
“negativos” - sin embargo lo que se resiste, persiste: si siento miedo e
intento taparlo o evitarlo, el miedo volverá cada vez más fuerza. La
modalidad del ser del mindfulness nos
invita a acercarnos con curiosidad y compasión hacia estos sentimientos "negativos", lo cual hace que poco a a poco pierden su poder sobre nosotros.
Viajar en el
tiempo vs permanecer en el momento presente
Nuestra
capacidad de recordar hechos del pasado y prever y planificar el futuro es un
aspecto fundamental de nuestra humanidad. También se ve condicionada por
nuestros estados de ánimo, de modo que si nos sentimos tristes, tenemos más
tendencia a recordar momentos tristes y si tenemos miedo tendemos a anticipar
sólo peligros o dificultades. Con la práctica del mindfulness entrenamos nuestra mente a observar, desde la modalidad
del ser, el surgimiento de recuerdos y previsiones instante tras instante. Así esta práctica puede ayudar a liberarnos de la tendencia a perdernos viajando mentalmente por el tiempo
y a situarnos en el despliegue del aquí y ahora.
Actividades
agotadoras vs actividades energizantes
Cuando
dedicamos demasiado tiempo y energía a la modalidad de hacer, podemos acabar
atrapados en las exigencias del mundo exterior – el trabajo, los estudios, el
cuidado de la casa y de la familia – en detrimento de nuestro mundo interior. La
modalidad del ser del mindfulness nos
permite re-equilibrar nuestras vidas, entendiendo qué actividades necesitamos
llevar a cabo para cuidar de nosotros y recargar nuestras pilas y dándonos
permiso a nosotros mismos para realizarlas.
Si
tienes interés en conocer las
herramientas que el mindfulness y la
meditación ofrecen para realizar cambios saludables que permiten alcanzar este
mayor equilibrio entre la modalidad del ser y la del hacer, hay muchos libros,
por ejemplo, los del arriba mencionado Jon Kabat-Zinn o del monje budista Thich Nhat Hanh. En este
momento estoy leyendo uno muy recomendable (y al que me he referido para
escribir esta entrada) de Danny Penman y Mark Williams – se llama "Mindfulness – Guía práctica paraencontrar la paz en un mundo frenético." Además de comentar los fundamentos
teóricos del mindfulness que hemos
desglosado arriba, propone un programa sencillo y accesible de ocho semanas para
introducir esta práctica en tu día a día. ¿Te animas a probarlo?
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