jueves, agosto 01, 2013

Mindfulness



Empezamos con lo que el mindfulness (atención plena) no es. No es:
  • la mente en blanco
  • una religión
  • una moda hippy
  • un aburrimiento
  • suprimir las emociones

Lo que sí es, es una manera de estar presente en el mundo en cuerpo, corazón y mente. Como dice Jon Kabat-Zinn, uno de los más conocidos exponentes de esta práctica en los últimos años, el mindfulness nos permite “atender a la experiencia presente con una actitud de apertura, aceptación y ausencia de juicio.”

En el mindfulness se distingue entre dos modalidades de la mente, la del hacer y la del ser. Las dos son igualmente útiles y necesarias, lo que pasa es que tendemos a depender demasiado de la modalidad del hacer y olvidarnos de la del ser. Esto puede tener consecuencias negativas, tanto a nivel del cuerpo como a nivel psicológico o afectivo y en el mindfulness se enfatiza mucho el entrenarnos a poder elegir la modalidad más adecuada en cada momento. A continuación voy a comentar algunos de los elementos principales que se contemplan en el mindfulness, en relación con estas modalidades y expresados en términos de opuestos.

Piloto automático  vs elección consciente
Gracias a la modalidad hacer, somos capaces de llevar a cabo muchas tareas diarias en piloto automático. También es verdad que a veces actuamos de manera inconsciente, sin tener presente cómo hemos llegado a un destino en coche, qué contenidos nos han atravesado la mente o por qué nos hemos comportado de una determinada manera. El mindfulness nos ofrece la posibilidad de volver a alinear nuestras intenciones y nuestras acciones, para elegir de manera consciente en determinados momentos y no dejarnos guiar siempre por el piloto automático y por patrones inconscientes.

Analizar vs sentir
La modalidad de hacer también está asociada con nuestra capacidad – como seres evolucionados – de analizar, recordar, planificar, comparar… El mindfulness no pretende eliminar esta capacidad sino complementarla con un renovado énfasis en nuestros sentidos, que nos permiten una conexión intuitiva con lo que ocurre instante tras instante en nuestro mundo interior y en el mundo a nuestro alrededor.  

Luchar vs aceptar
Con la modalidad de hacer nos hemos vuelto expertos en juzgar y comparar las situaciones y condiciones del exterior que necesitamos modificar, para transformarlas desde lo que hay en la actualidad hacia lo que nos gustaría que hubiese en un futuro. Sin embargo, cuando intentamos aplicar el mismo proceso a nuestra interioridad – p.e. “¿Por qué estoy triste? ¡tengo que estar feliz!”, acabamos a menudo añadiendo sufrimiento innecesario (en este caso mediante la auto-crítica)  a un dolor pasajero. Con el mindfulness se aprende a dar un paso atrás, entrando en la modalidad de ser, para observar lo que hay y lo que surge en cada momento con un espíritu de aceptación compasiva. Cuando no luchamos con lo que hay, se acaba creando un margen más amplio de maniobra ante los retos de la vida.

Ver los pensamientos como hechos vs tratarlos como eventos mentales
Cuando estamos en la modalidad de hacer, a menudo confundimos los pensamientos con la realidad. Cuando se trata de tomar alguna decisión en relación con el mundo exterior, esto es útil. Si vas a ir de vacaciones, tiene sentido pensar en la ruta y entender esta planificación como una realidad. Ahora bien, cuando se trata de un pensamiento acerca de un estado de ánimo, esta tendencia puede volverse problemática. Imagina que te equivocas de ruta cuando sales de vacaciones – puedes sentir un momento de irritación o de tristeza. Si acto seguido te dices a ti mismo “¡Qué desastre soy!”, puedes acabar añadiendo leña al fuego, alimentando el sufrimiento al interpretar un evento mental como si fuese un hecho objetivo, escrito en piedra. Al darnos cuenta de que no somos nuestros pensamientos, empezamos a ver el mundo - interior y exterior - con más claridad.

Evitación vs acercamiento
Con la modalidad del hacer tendemos a mantener en mente no sólo nuestros objetivos y metas sino también los resultados que queremos evitar. Cuando salgo de viaje pienso en llegar a cierto lugar y también en evitar llegar ahí de noche. Ahora, si aplicamos esta estrategia de evitación a nuestra interioridad, acabamos resistiéndonos a ciertos estados de ánimo “negativos” - sin embargo lo que se resiste, persiste: si siento miedo e intento taparlo o evitarlo, el miedo volverá cada vez más fuerza. La modalidad del ser del mindfulness nos invita a acercarnos con curiosidad y compasión hacia estos sentimientos "negativos", lo cual hace que poco a a poco pierden su poder sobre nosotros.

Viajar en el tiempo vs permanecer en el momento presente
Nuestra capacidad de recordar hechos del pasado y prever y planificar el futuro es un aspecto fundamental de nuestra humanidad. También se ve condicionada por nuestros estados de ánimo, de modo que si nos sentimos tristes, tenemos más tendencia a recordar momentos tristes y si tenemos miedo tendemos a anticipar sólo peligros o dificultades. Con la práctica del mindfulness entrenamos nuestra mente a observar, desde la modalidad del ser, el surgimiento de recuerdos y previsiones instante tras instante. Así esta práctica puede ayudar a liberarnos de la tendencia a perdernos viajando mentalmente por el tiempo y a situarnos en el despliegue del aquí y ahora.

Actividades agotadoras vs actividades energizantes
Cuando dedicamos demasiado tiempo y energía a la modalidad de hacer, podemos acabar atrapados en las exigencias del mundo exterior – el trabajo, los estudios, el cuidado de la casa y de la familia – en detrimento de nuestro mundo interior. La modalidad del ser del mindfulness nos permite re-equilibrar nuestras vidas, entendiendo qué actividades necesitamos llevar a cabo para cuidar de nosotros y recargar nuestras pilas y dándonos permiso a nosotros mismos para realizarlas.

Si tienes interés en conocer las herramientas que el mindfulness y la meditación ofrecen para realizar cambios saludables que permiten alcanzar este mayor equilibrio entre la modalidad del ser y la del hacer, hay muchos libros, por ejemplo, los del arriba mencionado Jon Kabat-Zinn  o del monje budista Thich Nhat Hanh. En este momento estoy leyendo uno muy recomendable (y al que me he referido para escribir esta entrada) de Danny Penman y Mark Williams – se llama "Mindfulness – Guía práctica paraencontrar la paz en un mundo frenético." Además de comentar los fundamentos teóricos del mindfulness que hemos desglosado arriba, propone un programa sencillo y accesible de ocho semanas para introducir esta práctica en tu día a día. ¿Te animas a probarlo?

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