miércoles, noviembre 28, 2007

Masaje ayurvédico

Dhanvantari, dios de Āyurveda

María ha estado haciendo un curso de masaje todo el año y yo de conejillo de Indias para que practicara conmigo. Ahora durante el último mes también me he animado a aprender, ya que los dos acudimos a un curso de masaje ayurvédico con Natalia González Sañudo en A Coruña. Esto significa, entre otras cosas, que ya puedo empezar a devolverle masajes, después de haber recibido tantos. En un principio, me sentía un poco fuera de lugar, ya que nunca me había planteado aprender algo así y además me resultaba complicado aprender las secuencias y combinaciones. Pero en un momento dado dejé de pensármelo todo y me dejé llevar, diciéndome algo así como que "qué más da si no lo hago perfecto, voy a intentar sentirlo y fluir". A partir de ese momento empecé a disfrutar mucho más dando el masaje y creo que María también disfrutaba más recibiéndolo.
Natalia, que impartía el curso, tiene un estilo muy amoroso, lo cual me ha ayudado también a entrar en contacto con el afecto a través del masaje. Nos ha dado una buena base práctica y teórica de lo que es el Āyurveda (abordando no sólo el masaje sino también la medicina, la herbología, el uso de aceites etc), lo cual ha sido un descubrimiento para mí, ya que desconocía casi todo acerca de esta tradición. El meta del masaje ayurvédico es purificar, nutrir y tonificar cuerpo y mente, ya que no sólo propone relajar el cuerpo sino eliminar toxinas acumuladas en los tejidos y llevar a la personar que recibe a la expansión, alineación e integración en todos los niveles.

Uno de los aspectos teóricos que más me llamó la atención es lo de los tres tipos de constitución que se describen en el Āyurveda, los cuales pueden influir en cómo se da el masaje y en qué aceites se usan. Vata (aire) se refiere al tipo de persona más bien delgada con la mente activa y creativa, sensible al frio y con cierta tendencia a la ansiedad, la constipación y el insomnio. Pitta (bilis) es de constitución física mediana, con la mente aguda, buen apetito, y tiende a la irritabilidad, la gastritis y los problemas en la piel. Kapha (flema) tiende al sobrepeso, a la digestión lenta y al sueño prolongado, y es metódico y lento para enojarse.

Reconozco que me surge cierta ‘alergia’ ante las tipologías en general, aunque creo que es más bien por el mal uso que se les da (a menudo reduccionista y con mucha carga egoica: “Yo soy esto”, “Tú eres aquello”). Sin embargo, en el Āyurveda , como en otras tipologías, cada uno lleva una mezcla de varios tipos, aunque con predominancia de uno – según parece, yo tendría más de vata y de pitta que de kapha, por ejemplo. También hay que recordar que lo que viene dado condiciona pero no determina nuestras vidas. Así, sea lo dado biológico (por ejemplo, el tipo de constitución ayurvédica) o biográfico (la historia y circunstancias personales de cada uno), hay que buscar el margen de maniobra que nos queda ante lo que nos viene dado, el espacio de libertad que se abre en la elección, instante tras instante, de cómo reaccionar ante ese dado kármico.

1 comentario:

Carlos Arias dijo...

Después de varios intentos, recupero el contacto con Road Maps. Llevo una temporada de atascos, de atrasos en mis procesos, hacia dentro y hacia fuera, y esto ha hecho que mis reflexiones sobre los mandalas, sobre el masaje ayurvédico y sobre Dylan se hayan quedado para mí.
Podría ahora reescribirlas, pisar otra vez mis propios pasos, pero prefiero dejarlas donde mi inconsciente las ha situado: ya volverán, si tienen que volver.
Un abrazo.

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